Capitulo 3.7 Otras Medidas: errradicación de S. agalactiae; vacunaciones

1. ¿Se debe tratar de rutina las vacas positivas al CMT?

Todos los casos de mastitis clínica deben tratarse de inmediato.

La mayoría de los casos de mastitis subclínica no deben tratarse durante la lactancia, sino al momento de la seca; salvo que el hato tenga una alta prevalencia de infecciones por Streptococcus agalactiae, en cuyo caso sí existe una justificación económica para hacerlo.

La decisión para tratar estas vacas debe estar basada en el aislamiento y tipificación del agente causal y no en los resultados del CMT o el RCS. Es sabido que el Estados Unidos sólo el 60% de las vacas con recuentos altos en células somáticas están infectadas con gérmenes causantes de mastitis.

Por otro lado, está demostrado que el tratamiento de vacas con infecciones distintas al S. agalactiae no mejora su producción por el resto de la lactancia.

Otro hecho, que muchas veces se desconoce, es que existe un ritmo normal de recuperación espontánea de las infecciones subclínicas de mastitis del orden del 25 al 30%; de tal manera que, a lo largo de sucesivos controles con CMT o RCS, es posible observar que muchos cuartos se normalizan mientras que otros nuevos resultan positivos.

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La aplicación rigurosa de un programa de control de mastitis puede permitir que logren niveles cada vez más bajos en el RCS o en los controles con CMT.

El objetivo de toda empresa ganadera eficiente es alcanzar un nivel de RCS de 100 a 200 mil/ml de leche. Probablemente no sea conveniente bajar el nivel de 100 mil/ml, ya que la presencia de un determinado número de células en la leche (y la ubre) es necesaria para la defensa de la vaca contra la mastitis.

2. Erradicación de Streptococcus agalactiae

El S. agalactiae es una bacteria parásita de la ubre; es decir, que depende de la ubre para sobrevivir. Fuera de ella, en el medio ambiente, no puede mantenerse por mucho tiempo.

Otra característica del S. agalactiae es que vive en los conductos lácteos, lo que permite que sea alcanzado por los antibióticos en los tratamientos intramamarios. No es – como el Staph. aureus– un invasor del parenquima mamario.

Estas características, asociadas al hecho de que es muy sensible a la penicilina, permiten que sea posible eliminarlo de las ubres de las vacas mediante estrategias simples de control.

Sin embargo, el éxito de cualquier programa de erradicación no dependerá tanto del antibiótico que se aplique sino de las medidas que se tomen para evitar la re-infección.

Si la infección por Str agalactiae en un hato es baja o moderada, es de esperarse buenos resultados de reducción de la infección en el corto plazo y su erradicación en el mediano plazo, con el sistemático tratamiento de secado de todas las vacas; siempre y cuando se apliquen rigurosamente las otras medidas de control para evitar las re-infecciones.

Si la infección es alta se puede usar el tratamiento blitz, que consiste en tratar una vez todas las vacas (o sólo las infectadas detectadas mediante cultivo) con penicilina procaínica, de preferencia en una base de larga acción. Este método obliga a no ordeñar los cuartos a las vacas tratadas durante 48 horas y luego eliminar la leche ordeñada por lo menos durante los siguientes 4 ordeños para eliminar los residuos del antibiótico.

3. Control de Moscas

Siendo las moscas un vector importante de gérmenes causantes de mastitis, es necesario controlarlas. Aparte de la limpieza del establo y el control de las moscas adultas, la clave del éxito está en el control de las larvas mediante un buen manejo del guano y, si es necesario, de la aplicación sistemática de cal o de larvicidas específicos sobre el guano húmedo: pentaclorofenato de sodio, clormetiuron (Dimilín), ciromazina (Neporex) u otros.

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VACUNACIÓN CONTRA MASTITIS

Las vacunas desarrolladas contra la mastitis no han tenido mucho éxito en el pasado.

Hace varias décadas se elaboró un toxoide a base de Staphylococcus aureus para inmunizar las vacas contra mastitis causadas por este germen, pero lamentablemente tuvo poco éxito.

Hasta hace poco, la única vacuna que ha demostrado un éxito razonable ha sido la J-5 (basada en una mutante de E. coli) en el control de mastitis aguda causada por coliformes (E. coli, Klebsiella, Enterobacter y Serratia), con un 70 a 80% de reducción en la casuística clínica, siguiendo un programa de 3 vacunaciones: 60 y 30 días antes del parto, y al parto.

La mutante J-5 posee algunos carbohidratos que pueden causar algunos efectos indeseables en los animales vacunados.

Un bacterina (Endovac-bovi) que utiliza la mutante R/17 de Salmonella typhimurium, libre de carbohidratos, produce anticuerpos que ofrecen protección cruzada contra S. typhimurium, Pasteurella spp y E. coli, así como anticuerpos opsonizantes que estimulan la fagocitosis. Es utilizada contra mastitis por coliformes.

La Endovac-bovi es potenciada mediante un adyuvante.

En los últimos años se descubrió que S. aureus, al infectar la ubre, formaba una seudo-cápsula o microcápsula a base de exopolisacáridos que interfería con la fagocitosis. Esta seudo-cápsula no se forma en los cultivos in vitro.

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Se han desarrollado métodos para elevar la respuesta inmunogénica de los exopolisacáridos, que de por sí es muy débil y protege al germen de los mecanismos de defensa de la ubre. Esta es la base para las nuevas vacunas contra mastitis por S. aureus, que resultan en la opsonización y fagocitosis de las bacterias. Sin embargo, aún está por resolverse la identificación de todos los serotipos capsulares causantes de la mastitis para la elaboración de vacunas más efectivas. Casi un 60% de los antígenos capsulares aún no han sido tipificados.

En estas vacunas, como en muchas otras, hay que destacar el rol de los adyuvantes liposomales, formados a base de colesterol y fosfolípidos, que favorecen la fagocitosis.

En Canadá se está desarrollando una vacuna contra Str agalactiae.

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